Problemas de Pareja

Toda pareja, por difícil que parezca, puede sufrir una crisis debido a factores como el cansancio, el estrés, los problemas laborales, familiares o económicos… que, a su vez, pueden transformar una convivencia buena y tranquila en una sucesión de respuestas destempladas, silencios tensos y despechos continuos. Es habitual que los problemas de pareja no resueltos, acompañen al deterioro de la comunicación, y provocan una relación cada vez más insatisfactoria y dolorosa.

Las diferentes expectativas, los mitos, las creencias aportadas por las familias de procedencia de cada uno de los miembros de la pareja, los roles y visiones diferentes pueden llegar a generar conflicto y disputas sobre las responsabilidades (quién se encarga de hacer qué) y la distribución de tareas, el poder (quién, qué y cómo decide), la economía doméstica y familiar, las relaciones con miembros de la familia de origen, el cuidado de los hijos, actividades sociales y de trabajo fuera de la familia, sexualidad e intimidad y la comunicación.

Cuando surge el desencuentro, “el amor” se tambalea y las dudas empiezan a minar la relación. El enfado dará paso al rencor, el despecho y los sentimientos de traición. Culpabilizar al otro de todo, asumir un papel de víctima y poner distancias y barreras a la comunicación. La dificultad para asumir la verdad común y diferenciar la parte de responsabilidad, el miedo a la ruptura de la ilusión y la dificultad para expresar emociones más íntimas, suele ser el sustrato del conflicto.

Es importante impulsar la comunicación en la pareja, observar y reforzar los aspectos positivos de la relación, y relativizar los negativos. El conflicto es humano y normal; lo anormal es mantenerse en él sin buscar soluciones
No permitas que los problemas de pareja no resueltos, acompañen al deterioro de la comunicación y puedan provocar una relación complicada para ambos.