Bajo Rendimiento Escolar

El rendimiento escolar de los niños y las niñas es una de las principales preocupaciones de las madres, los padres y profesores. Las buenas notas son un valor muy positivo en casi cualquier sociedad, al que se le presta mucha atención. Se supone que el periodo escolar es el periodo de preparación para la vida futura, pues además del conjunto de contenidos académicos, está la formación como personas.

El problema es que cuando las familias intentan solventar un bajo rendimiento escolar en sus hijos/as no obtienen los resultados deseados. Esto se debe a que el enfoque que se suele tomar es muy reducido. Es decir, se plantea como problema que: “Mi hijo o hija saca malas notas”. Y la solución, obviamente, es querer que “saque buenas notas”. Sin embargo estamos dejando de lado los aspectos más importantes a la hora de tratar este tema: ¿Qué está ocasionando el bajo rendimiento? Y si se continúa con él, ¿qué consecuencias puede tener? Sacar malas notas puede tener consecuencias emocionales de baja autoestima en el niño o la niña, así como sensación de “yo no valgo para esto” o “esto no es para mi”.

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deficits de atención

Causas del Bajo Rendimiento Escolar

  • El estudio como valor familiar: La frase “los niños/as son como esponjas” es más verdad de lo que solemos pensar. Una familia que muestre interés por aprender y por la formación y que lo refleje en su día a día transmitirá a los más pequeños que para ellos debería ser igual. De este modo el estudio se vuelve algo estimulante en lugar de ser una carga.
  • Baja autoestima: Algunos niños/as se ven a sí mismos como incapaces de tener buen rendimiento y una reiteración de malas notas solo hará que prefieran no intentar mejorar. Tienen miedo al fracaso y no estudiar les deja “la tranquilidad” de que si han fallado es porque no han estudiado, no porque lo han intentado y no lo han conseguido.
  • Motivación: Enlazado directamente con toda la teoría que existe acerca de “castigos y refuerzos”, la motivación nace de que los niños/as estudien con un objetivo en mente, convirtiéndose el estudio en satisfacción personal. Para ello podremos ofrecer alguna recompensa por llegar a unos objetivos que se hayan marcado, pero que sean realistas.
  • Atención: En edades tempranas es muy normal encontrar déficits de atención para ponerse a estudiar. Se puede ser inteligente y tener capacidad memorística, pero si cualquier distracción hace perder el foco de atención del libro o del profesor, el tiempo invertido en el estudio es ineficiente.
  • Dificultades de aprendizaje: Aquí, cuando los casos se vuelven más extremos, también se incluye la “motivación” y “atención”. También se le suma el TDAH, dislexias, etc. En estos casos una detección temprana hará que el niño/a tenga más oportunidades de encontrar soluciones y estudiar antes de que normalice el problema.
  • Malestar emocional: Ya sea por celos por haber tenido un hermano nuevo, por haberse mudado a otra ciudad, por una situación difícil con los compañeros de clase, etc., los pequeños, al igual que los adultos, también pasan por momentos difíciles que pueden afectar a su rendimiento escolar.
  • Hábitos y técnicas de estudio: Los niños/as responden muy bien a la rutina y a las normas repetitivas. Si no se les enseña cómo y cuándo estudiar, no tendrán técnicas para hacerlo de forma eficiente y muy seguramente les lleve al abandono.
podemos y queremos hacerlo

¿Cómo podemos afrontarlo?

  • Animar en lugar de regañar: Las tareas para el hogar se deben afrontar con cariño y tranquilidad. A veces esto puede requerir sentarse con ellos y ayudarles a que terminen sus ejercicios.
  • Conocer qué está provocando el bajo rendimiento escolar: Tal y como se ha mencionado en la lista anterior, hay muchas circunstancias que puedan estar detrás de unas malas notas. Si no se conoce la causa, será prácticamente imposible aportar soluciones que generen buenos resultados.
  • Enseñarles a estudiar: Estudiar no es solo “ponerse a hacerlo”, sin más. Es importante tener unos horarios, un sitio donde se sientan tranquilos y sin distracciones, aprender a leer con comprensión lectora, a sintetizar contenidos…
  • Motivación: Lo es prácticamente todo, porque un niño/a motivado/a no necesita que se le esté incentivando continuamente a estudiar. Además de poder establecer alguna recompensa, también se les puede incentivar mediante su autoestima, que podemos ver a continuación.
  • Autoestima: Los niños/as deben sentirse queridos por ellos mismos, por quienes son, no por lo que sean capaces de conseguir. En todo momento se deberán sentir respaldados por su familia y si su rendimiento escolar flaquea, se les deberá ayudar antes que aplicar un castigo. El ambiente familiar debe ser positivo y de superación personal. Cuando existan éxitos académicos, deberán ser reforzados para que sientan que ese es el camino que deben seguir.
  • Actuar ante los primeros indicios de bajo rendimiento escolar. No deberemos esperar a que se consolide para buscar soluciones. Cuanto antes se detecte el fracaso escolar, más efectivas serán.
¿Bajo rendimiento escolar? No te preocupes nosotros te ofrecemos soluciones para combatirlo de una forma cómoda y sencilla.